¿Por Qué Vemos más Niños con Discapacidad que Niñas?

De los niños que asistieron a nuestros talleres, más de dos tercios eran niños. Esto no se debió a la selección preferencial por parte de los coordinadores. Más bien, simplemente parece que hay más niños con discapacidad que niñas. Muchos mediadores se preguntaban por qué, y nadie tenía una muy buena respuesta.

Una razón puede ser que ciertas discapacidades genéticas (como la mía) ocurren solo en hombres. Pero también puede haber causas más siniestras. Algunos de los mediadores pensaron que tal vez no veían a tantas niñas discapacitadas porque las familias las mantenían ocultas y tenían menos probabilidades de buscar ayuda para ellas. En la India, por ejemplo, muchas niñas con discapacidad simplemente se dejan morir. Los bebés varones están mejor cuidados y tienen más probabilidades de sobrevivir.

Aprovechando lo Aprendido en los Talleres de Colombia

Aunque es difícil saber en qué medida las cosas que se aprendieron en el taller se utilizarán de manera continua, la evidencia anecdótica sugiere que los beneficios podrían ser de gran alcance. La energía y el valor de muchas de las familias empobrecidas allí me sorprendieron. Las madres de muchos de los niños que visitamos eran pequeñas y flacas.

Parecía imposible que encontraran medios para llevar a su hijo discapacitado por los cientos de escalones y luego encontrar el transporte para llevarlos a nuestro taller. Sin embargo, la mañana del taller, los ocho niños con discapacidad, con su madre, padre o, a veces ambos, se presentaron a las 8:00 a.m. y se unieron entusiásticamente a la producción de dispositivos de asistencia para sus hijos junto con mediadores de Stichting Liliane Fonds.

Las dificultades y la lucha por sobrevivir en contra de las terribles probabilidades a veces parecen sacar lo mejor de las personas. Una y otra vez me sorprendió el amor constante y el cuidado que los padres otorgaron a sus hijos con discapacidad. Día tras día y año tras año. De buena gana. Con alegría. Orgullosamente.

Sin embargo, la extensión de la miseria y las terribles condiciones de vida de la miríada de familias pobres hacinadas en chozas improvisadas en las empinadas laderas que flanquean el opulento centro urbano es profundamente angustiante. ¡Los seres humanos no deberían tener que vivir en el tipo de privación que presencié!

Claramente, un mejor uso de la tecnología es parte de la solución. Pero si queremos darles a estos niños una oportunidad justa, también tenemos que mirar el contexto social y político en el que viven. Debemos abordar la necesidad de crear un mundo pacífico y sostenible donde la tierra, las oportunidades y el poder se distribuyan de manera más equitativa; donde se satisfagan las necesidades y derechos básicos de todos; donde los fuertes ya no se aprovechan de los débiles; y donde aprendemos a vivir en equilibrio armonioso, entre nosotros y con el medio ambiente, para el bien común de todos.