por David Werner

En agosto de 2001, la Fundación Mulago celebró una reunión de líderes de diferentes programas comunitarios de salud y desarrollo que ayuda en diferentes partes del mundo. La reunión tuvo lugar en la bucólica sede central de Future Generations, cerca de Franklin, Virginia Occidental. El propósito del intercambio era ayudar a Mulago y los programas a reexaminar su visión general y considerar estrategias para un cambio inmediato y de gran alcance, en vista de las problemáticas de la época en que lo vivimos.

En nuestras discusiones quedó claro que muchos de estos programas están haciendo un trabajo sobresaliente a nivel local. La mayoría se compromete a ayudar a las personas marginadas en circunstancias difíciles a encontrar formas de hacer frente a sus necesidades apremiantes, de manera que también permitan a las comunidades conservar el medio ambiente natural. Algunos de los programas han estado “ampliando” sus enfoques exitosos o encontrando formas de tener un impacto de mayor alcance. Todos comparten un compromiso con el desarrollo equitativo y sostenible.

Al presentar su visión de un futuro habitable, casi todos en la reunión expresaron preocupación por lo que consideraban los aspectos social y ambientalmente dañinos de la “globalización”. Lamentaban el enorme y muchas veces inescrupuloso poder de las empresas transnacionales, y la forma en que el modelo de desarrollo económico actual, de gran peso, persigue el tan miope crecimiento económico (para los ricos) a enormes costos humanos y ambientales. Han sido testigos de cómo la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres, y los recortes de la asistencia social a los pobres, están llevando a una pandemia de disturbios sociales, delincuencia, violencia, hambre, resurgimiento de las enfermedades de la pobreza, crecimiento de la población, y uso excesivo de recursos naturales. Son conscientes de que la desregulación radical y el alcance global de las industrias gigantes está acelerando una degradación ecológica sin precedentes. Muchos de los líderes del programa presentes han sido testigos de cómo los diferentes aspectos de estas fuerzas globales, que van desde los acuerdos comerciales hasta las políticas de ajuste, han causado mayores dificultades o retrocesos tanto a la población local como a la estabilidad ecológica en los rincones de la tierra donde trabajan.

A pesar de estas preocupaciones, cuando los participantes en la reunión describieron sus “estrategias de cambio” para trabajar hacia un “futuro habitable”, la mayoría admitió que estaban haciendo relativamente poco para enfrentar las abrumadoras amenazas planteadas por las desenfrenadas fuerzas económicas. Por diversas razones, preferían centrarse en el desarrollo de estrategias de afrontamiento a nivel local. Con base en su gran experiencia en la movilización comunitaria para el cambio, hablaron sobre la necesidad de actividades que den resultados rápidos y visibles. Los peligros para un futuro sostenible, que son intrínsecos a un paradigma de desarrollo de crecimiento ilimitado, parecían demasiado grandes para controlarlos o incluso enfrentarlos de cara.

Comencé a sentir como si nosotros, los visionarios de un “futuro vivo”, estuviéramos construyendo fervientemente una ecoaldea en una isla bucólica a medio metro sobre el nivel del mar, sabiendo que en unos años los casquetes polares se derretirán y nuestra aldea soñada será arrastrada por el mar.(Continúa en la siguiente página)

Un participante clave en la reunión de Mulago en Future Generations fue el Dr. Carl Taylor, pionero de la Atención Primaria de Salud y arquitecto de la Declaración de Alma Ata. Entre muchas actividades innovadoras en todo el mundo, Carl trabajó durante varios años como asesor de UNICEF en China. Ahora de 85 años, tiene una mente formidablemente eterna, sabia, y una gran experiencia que nos lleva a muchos de nosotros a buscar su consejo. Después de la reunión en West Virginia, regresé con Carl Taylor a Washington, DC. En el camino hablamos sobre el impacto de la globalización en la salud y la importancia de lograr que los que toman las decisiones convencionales reexaminen sus suposiciones. Sugerí que, para comenzar este proceso, necesitamos ejemplos poderosos e indiscutibles de cómo las políticas específicas de libre mercado ponen en peligro la salud de millones. En respuesta, Carl me contó su experiencia personal en China y la lucha continua del Ministerio de Salud para defenderse de las corporaciones transnacionales del tabaco.