En Argentina, a pesar de tener una población mayoritariamente católica, al menos nominalmente, la cultura parece ser relativamente abierta en términos de diversidad sexual. El matrimonio de parejas homosexuales ha sido legalizado recientemente, y las parejas del mismo sexo recibieron los mismos derechos que las parejas de hombres y mujeres. También hay un fuerte movimiento popular en términos de los derechos reproductivos de las mujeres, incluida la elección del aborto.

Argentina se enorgullece de su plan de salud que cubre una amplia gama de necesidades personales y hace que los preservativos (condones), así como el tratamiento para el SIDA, estén disponibles universalmente. Me dijeron que en el país actualmente más de 3000 personas transgénero han optado por cambios de sexo. Argentina es única, pues la cirugía para el cambio de sexo está disponible de forma gratuita para quienes lo desean. Se requiere una evaluación psicológica cuidadosa antes de la cirugía.

Al igual que con muchos de los jóvenes que se dedican a tomar y vender drogas, la falta de oportunidades económicas ha generado problemas para la población transgénero. Un porcentaje significativo de aquellos que han elegido cambiar de sexo terminan como trabajadores sexuales. Un par de médicos generales que participaron en el Congreso en Mar de Plata y que trabajan con personas VIH positivas me dijeron que en Argentina aproximadamente el 35% de las trabajadoras sexuales son VIH positivas.

Otro problema que experimentan varios individuos con cambio de sexo de hombre a mujer se deriva de sus esfuerzos por cambiar la forma de su cuerpo. Con la esperanza de parecer más femeninos, inyectan aceite de aviación en el área de los senos y las caderas, como una alternativa de bajo costo a los implantes de silicona y la cirugía estética. Aparentemente, los médicos con licencia no participan en este procedimiento. Las personas de transgénero a menudo lo hacen entre sí.

La desventaja de este procedimiento invasivo es que, con el tiempo, el aceite de aviación tiende a filtrarse hacia abajo y acumularse lentamente en la parte inferior de las piernas y los tobillos, que pueden hincharse tanto que puede parecer elefantiasis. Para esta condición, prácticamente no existe tratamiento.